lunes, 30 de mayo de 2016

Asier y Rubén

CONTEXTO DE LA REINA MARGOT
El contexto: En las circunstancias político-temporales, en el mes de agosto del año 1572. Francia vivía desgarrada desde años atrás como consecuencia de los enfrentamientos civiles surgidos entre católicos y hugonotes (así es como en Francia eran conocidos los seguidores de Calvino). Esta coyuntura nos aloja en el seno de la corte del penúltimo Valois, Carlos IX, donde su madre Catalina de Médicis ha venido ejerciendo la regencia y con ello, todo el poder de la corona francesa. Se habla entonces, de la necesidad de buscar la paz y que para ello, la regente ha pactado la boda de su hija Margot con su primo Enrique de Navarra.
Esa boda, símbolo de paz, será a la postre el detonante de la mayor matanza de la historia de Francia en la que son asesinados miles de protestantes. El casamiento se consuma pero Margot, no ama a Enrique, y comienza un apasionado romance con el soldado La Môle, que también es protestante y proviene de una familia acomodada. Numerosos asesinatos por envenenamiento se suceden, al multiplicarse las intrigas en la corte y el complot de la malévola reina Catalina para que su hijo, el futuro Enrique III ascienda al trono, amenaza las vidas de La Môle, Margot y Henri. Estos eventos son conocidos como la matanza de la noche de San Bartolomé.
En el fondo de la cuestión se percibe la inteligencia de Margot de Valois que adivina que la corona de Navarra es un mero tránsito hacia otra de mayor importancia: la corona de la propia Francia. Dentro del filme hay un propósito bien claro, y es la de definir con bastante acierto determinados arquetipos propios de la época. Por ejemplo la perversidad y sadismo de ciertos sicarios de los que se sirve el poder para alcanzar sus fines.
Las guerras de religión sumieron a Francia en una lucha cruel por el poder durante más de treinta años (1562-1598). Además de una dilatada guerra civil se trató también de una revolución surgida de una crisis, cada fase de operaciones militares sucedía un intervalo temporal como consecuencia de la firma de edictos y paz de muy frágil duración. La guerra civil francesa del siglo XVI, está incluida entre los más grandes fenómenos revolucionarios de la historia, ya que cabe destacar la amplia participación social, pues no sólo logró crear un cisma en el cuerpo político sino que implicó de lleno a todos los grupos que componían la sociedad estamental, desde las elites a las masas. Los objetivos de las guerras de religión reflejan una masiva reacción social al progreso de la construcción del estado monárquico.
El resultado de todo ello fue la transformación radical del equilibrio del poder político en el Estado, ya que un grupo determinado de nobles opuesto de antemano a la política real se encontró unido entre sí y a otros grupos por el vínculo de la fe común escogida. Los hechos de París desencadenaron acciones similares, con un saldo de entre diez y quince mil calvinistas asesinados. La matanza de la noche de San Bartolome, es un triste ejemplo de la traición y del crimen, que estan unidos a la Historia, asi como la religión y la guerra. El periodo subsiguiente a la masacre conoció una gran explosión propagandística en la que ya eran denunciados los poderes tiránicos del rey.
La “otra” Navarra.


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Los Albret, además de haber recuperado la Baja Navarra, tenían varios dominios en el sur de Francia y seguían considerándose los reyes legítimos de Navarra. Esta familia intervino activamente en la política interior francesa, hasta el punto de convertirse en líder del bando protestante francés frente a la nobleza católica.
En 1589, Enrique III de Borbón (Albret) heredó el trono francés gracias a su matrimonio con la hermana del rey de Francia (Margarita).
Desde entonces los reyes de la Baja Navarra se convirtieron en reyes de Francia. En 1620 Luis XIII decretó la unión permanente de las dos coronas.

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